El rescate financiero de Paulson. Está quedando claro que las medidas de rescate de fines de 2008 pueden tener consecuencias por lo menos tan graves para una sociedad abierta como la respuesta al 11-S en 2001. Muchos miembros del Congreso se sintieron presionados para que votaran contra sus inclinaciones, y dejaron de lado los procedimientos normales para la consideración sistemática de una ley.
La excusa para dejar de lado los procedimientos legislativos normales fue que se trataba de una emergencia. Pero una de las características reprensibles de la legislación que autorizaba al Secretario del Tesoro Henry Paulson a que permitiera que instituciones rescatadas utilizaran dinero público para exorbitantes salarios y bonificaciones, fue insertada por Paulson después de que la crisis inmediata había pasado.
Según el congresista Peter Welch [Demócrata de Vermont] la ley especificaba originalmente un límite para los salarios de ejecutivos, pero Paulson cambió el requerimiento a última hora. Welch y otros miembros del Congreso se enfurecieron ante “noticias de que los bancos que recibían rescates financiados por el contribuyente seguían pagando exorbitantes salarios, bonificaciones, y otras prestaciones.” [1]. Además, como informó Associated Press en octubre: “El senador Charles Schumer, demócrata de Nueva York, cuestionó el que se permita que bancos que reciben dólares de rescate sigan pagando dividendos sobre sus acciones comunes. ‘Hay usos mucho mejores de los dólares del contribuyendo que seguir pagando dividendos a accionistas,’ dijo.” [2]
Aún más reprensible es que desde los rescates, Paulson y el Departamento del Tesoro se hayan negado a dar detalles de los gastos por el Programa de Ayuda a Activos Problemáticos de cientos de miles de millones de dólares, mientras la Reserva Federal de Nueva York se ha negado a suministrar información sobre su propio rescate que asciende a billones de dólares [utilizando préstamos respaldados por el gobierno]. Esta falta de transparencia ha sido cuestionada por Fox TV en una demanda según la Ley de Libertad de la Información [FOIA] contra el Departamento del Tesoro, y una demanda de Bloomberg News contra la Reserva Federal. [3] La legislación del rescate financiero de septiembre de 2008 fue aprobada sólo después que miembros de ambas cámaras del Congreso fueran advertidos de que si no actuaban se correría el riesgo de agitación civil y la imposición de la ley marcial.
El senador de EE.UU., James Inhofe, republicano de Oklahoma, y el representante Brad Sherman, demócrata de California, dijeron ambos que el Secretario del Tesoro de EE.UU., Henry Paulson, presentó un escenario del peor de los casos al presionar por el rescate de Wall Street en septiembre. Paulson, ex presidente de Goldman Sachs, dijo que podría incluso requerir una declaración de la ley marcial, señalaron. [4]
Las declaraciones originales del senador Inhofe fueron: Hablando en la radio hablada de Tulsa, Oklahoma, 1170 KFAQ, cuando se le preguntó quién estaba tras las amenazas de ley marcial y agitación civil si fracasaba la ley de rescate, el senador James Inhofe nombró al Secretario del Tesoro Henry Paulson como la fuente. “Alguien en Washington os estaba presentando una historia antes del rescate, una historia de que si no lo hacíamos íbamos a ver algo de la magnitud de la depresión, y que había gente hablando de que se instituyera la ley marcial, agitación civil… ¿Quién les decía esas cosas?, preguntó el presentador Pat Cambell, “Fue Henry Paulson,” respondió Inhofe. “Tuvimos una temprana llamada de conferencia, creo que fue el viernes – una semana y media antes de la votación el 1 de octubre. Así que habría sido a medio … eso fue – el 19 de septiembre tuvimos una llamada de conferencia. En esa llamada de conferencia – y me imagino que no hay motivos para no repetir lo que dijo, pero dijo – presentó ese cuadro que usted acaba de describir. Dijo: ‘Esto es serio. Es lo más serio que hayamos enfrentado.’” [5]
El representante Brad Sherman [demócrata de California, distrito 27] informó de la misma amenaza en el hemiciclo del Congreso [el representante Sherman restó posteriormente algo de importancia a sus observaciones en el show Alex Jones]:
“La única manera como pueden aprobar esta ley es creando una atmósfera de pánico. … A muchos de nosotros se nos dijo que el cielo se vendría abajo… A unos pocos incluso se nos dijo que habría ley marcial en EE.UU. si votábamos que no. Es lo que llamaría alarmismo, injustificado, que se demostró que era erróneo.” [6] De modo que es obvio que se usaron amenazas de ley marcial para que se aprobara esa reprensible legislación de rescate. También parece obvio que al Congreso se le habló de una amenaza de ley marcial, que no amenazaba en sí. Todavía es totalmente apropiado que se vincule una forma de hablar semejante con las acciones rápidas del Ejército por redefinir su papel como el de control del pueblo estadounidense, no de protegerlo. En una política constitucional basada en el equilibrio de poderes, vemos la aparición de un nuevo poder militar radical que hasta ahora no está equilibrado en absoluto.
El nuevo papel del Ejército en 2001: No la protección de la sociedad estadounidense, sino su control Este nuevo papel para el Ejército no deja de tener precedentes. Los militares de EE.UU. habían estado entrenando a soldados y policías en “planificación para disturbios civiles” durante las últimas tres décadas. El plan maestro, Plan de Disturbios Civiles 55-2 del Departamento de Defensa, u “Operación Terreno de Jardín,” fue desarrollado en 1968 como reacción ante las grandes protestas y disturbios de los años sesenta.
Pero el 19 de enero de 2001, el último día del gobierno de Clinton, el Ejército de EE.UU. promulgó un nuevo Programa de Continuidad de Operaciones [COOP] nuevo y permanente. Encapsulaba su diferencia del precedente Sistema de Supervivencia, Recuperación y Reconstitución del Ejército [ASRRS] orientado externamente, como sigue:
a. En 1985, el Jefe de Estado Mayor del Ejército estableció el Sistema de Supervivencia, Recuperación y Reconstitución del Ejército [ASRRS] para asegurar la continuidad de misiones y funciones esenciales del Ejército. La doctrina del ASRRS se concentraba primordialmente en la reacción en el peor de los casos, la amenaza de los años ochenta en un masivo caso nuclear contra CONUS [territorio continental de EE.UU., N. del T.] como resultado de una confrontación con la Unión Soviética.
b. El fin de la Guerra Fría y la desintegración de la antigua Unión Soviética redujeron significativamente la probabilidad de un ataque nuclear de importancia contra CONUS pero la probabilidad de otras amenazas ha aumentado. Hay que preparar a organizaciones del Ejército para cualquier contingencia con un potencial para la interrupción de las operaciones normales.
Para subrayar que la planificación de la continuidad de las operaciones del Ejército ahora se concentra en el espectro pleno de todas las amenazas, el nombre “ASRRS” ha sido reemplazado por el título más genérico “Programa de continuidad de operaciones [COOP].” [7]
Este documento incorporaba la planificación secreta de la Continuidad de Operaciones [COG] realizada en secreto por Rumsfeld, Cheney, y otros durante los años ochenta y noventa. [8] Esa planificación fue inicialmente para medidas de continuidad en el evento de un ataque nuclear, pero pronto llegó a prever la suspensión de la Constitución, no sólo “después de una guerra nuclear” sino para cualquiera “emergencia nacional de seguridad.” Esto fue definido en la Orden Ejecutiva de Reagan 12656 del 18 de noviembre de 1988 como “cualquier evento, incluyendo desastre natural, ataque militar, emergencia tecnológica, u otra emergencia, que degrade seriamente o amenace seriamente la seguridad nacional de EE.UU.” El efecto fue imponer a la sociedad civil interior las medidas extremas originalmente planificadas para una reacción a un ataque nuclear del exterior. [9]
De la misma manera, la Regulación ARR 500-3 aclaró que era un plan para “la ejecución de funciones esenciales para las misiones sin interrupción inaceptable durante una emergencia de seguridad nacional o interior.” Donald Rumsfeld, quien como ciudadano privado había ayudado a escribir la planificación de la COG, firmó e implementó rápidamente la ARR 500-3 revisada. Ocho meses después, el 11-S, Cheney y Rumsfeld implementaron la COG, un evento significativo del que todavía no sabemos casi nada. Lo que sabemos es que comenzaron casi de inmediato los planes – tal como estaba prevista por la planificación de la COG en los años ochenta – para implementar la vigilancia y la detención sin mandato legal de grandes cantidades de civiles, y que en febrero de 2002 el Pentágono presentó una propuesta para desplegar tropas en las calles de EE.UU. [10] Luego, en abril de 2002, funcionarios de la Defensa implementaron un plan para operaciones militares interiores en EE.UU. al crear un nuevo Comando Norte de EE.UU. [CINC-NORTHCOM] para EE.UU. continental. [11] En breve, lo que se estaba implementando eran las características más destacadas de la planificación de la COG en la que Oliver North había trabajado en los años ochenta.
Eventos insondables y cambios de partido en la Casa Blanca Como tantos otros pasos significativos desde la Segunda Guerra Mundial hacia un Estado militar-industrial, la Regulación 500-3 del Ejército apareció en los últimos días de un gobierno saliente [en este caso directamente en el último día]. Vale la pena señalar que, desde los años cincuenta, eventos dudosos – del tipo que he llamado eventos insondables – han marcado los últimos meses antes de un cambio de partido en la Casa Blanca. Esos eventos insondables han tendido a a] restringir a presidentes entrantes, si el que llega es demócrata, o alternativamente b] allanar el camino para el que llega, si es republicano. Consideremos, en la primera categoría, lo siguiente [cuando un republicano ha sido sucedido por un demócrata]:
• En diciembre de 1960, la CIA obtuvo aprobación para la invasión de Cuba por la Bahía de Cochinos y escaló los eventos en Laos hacia una crisis por la cual los Jefes del Estado Mayor Conjunto propusieron el envío de 60.000 soldados. Esos eventos afectaron profundamente la postura del presidente Kennedy hacia Cuba e Indochina.
• En 1976, el director de la CIA George H.W. Bush instaló una unidad de inteligencia externa, Team B, para ampliar drásticamente las estimaciones de la amenaza soviética contra EE.UU., frustrando y revirtiendo eventualmente la promesa del candidato presidencial Jimmy Carter de recortar el presupuesto de defensa de EE.UU. [12] Igualmente importantes fueron eventos en la segunda categoría [cuando un demócrata fue sucedido por un republicano]:
• A fines de 1968, Kissinger, mientras asesoraba al gobierno de Johnson, pasó información secreta a la campaña de Nixon que ayudó a éste a obstruir el acuerdo de paz en Vietnam que estaba a punto de ser negociado en las conversaciones de paz que tenían lugar en Paris. [Según Seymour Hersh: “La campaña de Nixon, alertada por Kissinger al éxito inminente de las conversaciones de paz, pudo hacer llegar una serie de mensajes al gobierno de Thieu” en Saigón, dejando claro que una presidencia de Nixon ofrecería un acuerdo mejor. Fue un factor importante que aseguró la derrota del candidato demócrata Hubert Humphrey. [13] Kissinger no era el tipo de persona que habría traicionado a su presidente por su propia iniciativa personal. En aquel entonces, el jefe de campaña de Nixon, John Mitchell [uno de los pocos que compartían el secreto], dijo a Hersh que: “Pensé que Henry [Kissinger] lo hacía porque Nelson [Rockefeller] quería que lo hiciera. Nelson le pidió ayuda a Henry y él lo hizo.” [14]
• En 1980, la así llamada Sorpresa de Octubre, con la ayuda de gente dentro de la CIA, ayudó a asegurar que los estadounidenses mantenidos como rehenes en Irán no fueran devueltos antes de la toma de posesión de Reagan. Fue un factor importante para asegurar la derrota del presidente titular Jimmy Carter [15]. Una vez más, la influencia de los Rockefeller puede ser percibida. Un agente de la CUA informó más adelante que oyó a Joseph V. Reed, asistente de David Rockefeller, comentando en 1981 a William Casey, el recién instalado director de la CIA, sobre su éxito conjunto en la perturbación de los planes de Carter de traer a casa a los rehenes. [16]
Tanto el rescate financiero, obtenido de mala manera del Congreso como los preparativos escalados para la ley marcial pueden ser vistos como eventos transitorios de la primera categoría. Sean cuales sean las explicaciones para su oportunidad, limitarán la libertad de Obama para formular sus propias políticas. Temo además que puedan tener la consecuencia de llevar a este país a escaladas imprevistas de la guerra afgana.
Los intensivos preparativos silenciosos para la ley marcial Tratemos primero los preparativos para la ley marcial. El 30 de septiembre de 2008, Army Times anunció el redespliegue de un Equipo de Brigada del Ejército activo de Iraq a EE.UU., en una nueva misión que “podría convertirse en parte permanente del Ejército activo”:
El Primer Equipo de Brigada de Combate [BCT] de la 3ª División de Infantería ha pasado 35 de los últimos 60 meses en Iraq patrullando con equipo de batalla completo, ayudando a restaurar servicios esenciales y escoltando convoyes de aprovisionamiento.
Ahora se entrenan para la misma misión – con un giro imprevisto – en casa.
Desde el 1 de octubre, durante 12 meses, la 1ª BCT estará bajo el control diario del Ejército Norte de EE.UU., el componente de servicio del Ejército del Comando Norte, como fuerza federal de reacción disponible para emergencias y desastres naturales o causados por seres humanos, incluyendo ataques terroristas… Después de que la 1ª BCT termine su misión permanente, se espera que otra brigada en servicio activo, aún no identificada, se haga cargo y que la misión sea permanente… Podrán ser requeridas para ayudar con disturbios civiles y control de multitudes. [17]
Este anuncio sobrevino dos semanas después del habla de disturbios y ley marcial que fue utilizada para crear pánico en el Congreso para que aprobara la legislación de rescate de Paulson. No sólo eso, los dos eventos sin precedentes se reflejan: el debate del rescate previó agitación civil y la ley marcial, mientras que el posicionamiento anunciado de una BCT activa en suelo estadounidense anticipó agitación civil [como podría resultar de la legislación de rescate]. Entonces, el 17 de diciembre de 2008, el jefe del Comando Norte de EE.UU., anunció que “Los militares de EE.UU. planifican la movilización de miles de soldados para proteger Washington contra un potencial ataque terrorista durante la toma de posesión del presidente electo Barack Obama.” [18] La Academia de Guerra del Ejército de EE.UU. también ha planteado la posibilidad de que el Ejército de EE.UU. sea utilizado para controlar la agitación civil, según Phoenix Business Journal:
Un nuevo informe por la Academia de Guerra del Ejército de EE.UU. habla de la posibilidad de que recursos y tropas del Pentágono sean utilizados si la crisis económica llevara a agitación civil, como ser protestas contra empresas y el gobierno o corridas sobre bancos asediados.
“Una violencia civil generalizada dentro de EE.UU. obligaría al establishment de la defensa a reorientar sus prioridades in extremis para defender el orden interior y la seguridad humana,” dijo el informe de la Academia de Guerra. “El estudio dice que el colapso económico, el terrorismo y la pérdida del orden legal están entre los posibles choques interiores que podrían requerir acción militar dentro de EE.UU.” [19]
Es evidente que ha habido un movimiento continuo en la dirección de preparativos para la ley marcial, una tendencia que ha sido tan continua como no anunciada. El senador Leahy tenía por lo tanto razón al atraer nuestra atención a este hecho el 29 de septiembre de 2006, en sus objeciones a la forma final de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional del Año Fiscal 2008, que dio al presidente un mayor poder para llamar a la Guardia Nacional para mantener el orden.
“Debería preocuparnos a todos que el acuerdo de la Conferencia incluye lenguaje que subvierte estatutos sólidos, de larga trayectoria, de posse comitatus [Ley estadounidense de 1878, N. del T.] que limita la participación de las fuerzas armadas en el mantenimiento del orden, facilitando así que el presidente pueda declarar la ley marcial. Existen buenos motivos para la fricción constructiva en la ley existente cuando tiene que ver con declaraciones de la ley marcial. [20]
Este silenciosa aglomeración de poder militar no sólo “sólo ha crecido”, por inadvertencia. Muestra una intención sostenida, incluso si nadie la ha defendido en público. Cómo el gobierno de Bush protegió los préstamos depredadores y dejó que creciera la crisis financiera Consideremos ahora la crisis financiera y el rescate por pánico. Nadie debiera pensar que la crisis no fue prevista. Ya en febrero, Eliot Spitzer, en uno de sus últimos actos como gobernador de Nueva York, advirtió sobre la inminente crisis creada por préstamos depredadores, y reveló que el gobierno de Bush estaba bloqueando esfuerzos del Estado por encararla. Vale la pena citar su extraordinaria advertencia, en el Washington Post, con cierto detalle:
“Hace varios años, procuradores generales del Estado y otros involucrados en la protección del consumidor comenzaron a notar un marcado aumento en una gama de prácticas de préstamos depredadores por parte de prestamistas hipotecarios…
“Incluso a pesar de que los préstamos depredadores se estaban convirtiendo en un problema nacional, el gobierno de Bush hizo la vista gorda y no hizo nada para proteger a los propietarios de casas estadounidenses. De hecho, el gobierno prefirió alinearse con los bancos que estaban defraudando a los consumidores… Varias legislaturas estatales, incluyendo la de Nueva York, promulgaron leyes orientadas a refrenar semejantes prácticas… El gobierno de Bush no sólo no hizo nada para proteger a los consumidores, se embarcó en una campaña agresiva y sin precedentes para impedir que los Estados protegieran a sus residentes contra los problemas mismos ante los cuales el gobierno federal hacía la vista gorda.
Dejen que explique. El gobierno logró su hazaña mediante una oscura agencia federal [del Tesoro] llamada Oficina del Contralor de la Moneda [OCC]. La OCC ha existido desde la Guerra Civil. Su misión era asegurar la estabilidad fiscal de los bancos nacionales. Durante 140 años, la OCC examinó los libros de bancos nacionales para asegurar que cuadraban, una función importante pero no polémica. Pero hace unos pocos años, por primera vez en su historia, la OCC fue utilizada como instrumento contra los consumidores.
En 2003, durante el apogeo de la crisis de los préstamos depredadores, la OCC invocó una cláusula de la Ley Bancaria Nacional de 1863 para publicar opiniones formales que invalidaban todas las leyes estatales sobre préstamos depredadores, convirtiéndolas en inoperantes. La OCC promulgó también nuevas reglas que impedían que los Estados impusieran cualquiera de sus leyes de protección del consumidor contra los bancos nacionales. Las acciones del gobierno federal eran tan indignantes y tan inauditas que todos los procuradores generales de los 50 Estados, y todos los superintendentes bancarios de los Estados, se opusieron activamente a las nuevas reglas.
Pero la oposición unánime de los 50 Estados no disuadió, ni siquiera retardó, al gobierno de Bush en su objetivo de proteger a los bancos. De hecho, cuando mi oficina abrió una investigación de posible discriminación en los préstamos hipotecarios por una serie de bancos, la OCC interpuso una demanda federal para detener la investigación. [21] Eliot Spitzer presentó su opinión editorial al Washington Post el 13 de febrero. Si hizo un impacto, no fue el que esperaba Spitzer. El 10 de marzo el New York Times publicó la historia de un encuentro de Spitzer con una prostituta. Según un artículo posterior del Times, “el 13 de febrero [el día en el que la opinión editorial de Spitzer apareció en el sitio en la Red del Washington Post] agentes federales mantuvieron vigilado su hotel en Washington.” [22]
Es notable que los medios dominantes hayan considerado que la vida privada de Spitzer constituía una gran noticia, pero no sus acusaciones de que el Tesoro de Paulson estaba prolongando la crisis financiera, o la relación de esas acusaciones con la denuncia contra Spitzer. Como comentó un blog:
Los medios noticiosos de EE.UU. no hicieron la conexión evidente entre la extraña investigación del mantenimiento del orden federal y la campaña de filtración sobre la vida privada del gobernador Spitzer de Nueva York y el ataque total de Spitzer contra el gobierno de Bush por su colusión con prestamistas depredadores.
Aunque el sistema de crédito internacional se paraliza por una superabundancia de malos préstamos hipotecarios hechos en EE.UU., los medios noticiosos no cubrieron los detalles de las acusaciones públicas de Spitzer contra la Casa Blanca.
Sin embargo, cuando fueron filtrados detalles salaces sobre presuntos detalles de la vida privada de Spitzer, tomaron esa información y la convirtieron en noticia de primera plana durante días. [23]
Después de la publicación de la opinión editorial de Spitzer, según Greg Palast, la Reserva Federal, “por primera vez en su historia, prestó a una camarilla seleccionada de bancos un quinto de un billón de dólares para garantizar los bonos chatarra de esos bancos respaldados por hipotecas. El diluvio de botín público fue un golpe de fortuna impresionante para los mismos depredadores bancarios que han llevado a dos millones de familias al borde de la ejecución hipotecaria.” [24]
¿Qué conclusión hemos de sacar de la acusación de Spitzer de que el gobierno de Bush interfirió para impedir leyes estatales contra los préstamos depredadores, y del hecho que los medios dominantes no informaran al respecto? Un motivo mezquino para la conducta de la OCC en 2003 puede haber sido que se permitiera que la burbuja de la vivienda continuara durante 2003 y 2004, facilitando así la reelección de Bush. Pero la persistencia posterior de la obstrucción del Tesoro, a pesar de la oposición unánime de todos los 50 Estados, y el continuo silencio de los medios sobre este desacuerdo, sugieren que puede haber estado en juego una intención política más amplia.
Impresionan las similitudes con el escándalo de Ahorros y Préstamos, que se permitió que continuara durante los años ochenta de Regan, mucho después de que se hizo evidente que la bancarrota deliberada estaba siendo utilizada por usureros inescrupulosos para amasar fortunas ilegales con lo que en última instancia era a costa del público. [25]
De la misma manera, la interminable burbuja de la vivienda de la actual década de Bush, y particularmente la burbuja de los derivados que fue flotada sobre ella, permitió que el gobierno de Bush ayudara a compensar el coste de más de un billón de dólares de su desaventura iraquí [26] creando valores espurios que se vendieron por cientos de miles de millones, no sólo en EE.UU. sino en todo el resto del mundo.
A la largo, no era una fuente sostenible de riqueza para la clase financiera de EE.UU., que ahora sufre como todos los demás por la recesión resultante. Pero a breve plazo, la crisis financiera y el rescate posibilitaron que Bush librara una guerra costosa sin experimentar el tipo de inflación debilitadora que fue producida por la Guerra de Vietnam de EE.UU.
La catástrofe del billón de dólares [27], en otras palabras, puede ser racionalizada como una ayuda para financiar la Guerra de Iraq. Cuando volvemos a los preparativos para la ley marcial, están siendo hechos en previsión de agitación civil en el futuro. ¿Por qué hay una preparación tan intensa para ella?
La respuesta obvia es, por supuesto, el recuerdo de los disturbios que ocurrieron en San Francisco y en otros sitios durante la gran depresión de los años treinta. Por cierto ese pensamiento debe haber prevalecido entre los que organizaron recientemente el redespliegue de una BCT de Iraq a EE.UU. Pero la planificación para la ley marcial en EE.UU. data de hace casi tres décadas, de los días en los que Reagan nombró a Rumsfeld, Cheney y otros para planificar en secreto lo que fue engañosamente llamado Continuidad [es decir, Cambio] de Gobierno. La preocupación por la recesión de 2008, no puede haber estado presente en sus mentes en aquel entonces, o en las de los que introdujeron el “Programa de Continuidad de Operaciones [COOP]” del Ejército el 19 de enero de 2001. En cambio, el “espectro completo de todas las amenazas” previsto en ese fue claramente un accesorio para la doctrina de “dominación de espectro completo” que había sido articulada en el plan de los Jefes del Estado Mayor Conjunto, Visión Conjunta 2020, rubricado ocho meses antes, el 30 de mayo de 2000. [28]
El interés de Cheney y Rumsfeld en la planificación de la COG, incluyendo la planificación para la ley marcial, también preveía la dominación de espectro completo. Esto queda en claro por su participación simultánea en los años noventa en el Proyecto por un Nuevo Siglo Estadounidense [PNAC]. Los objetivos del PNAC fueron declarados de un modo muy explícito en su documento “Reconstruyendo las Defensas de EE.UU.”: aumentar los gastos en defensa para establecer la presencia militar de EE.UU. en todo el mundo como una potencia inatacable. Esto involucraría fuerzas permanentes de EE.UU. en Asia central así como el Este, incluso después de la desaparición de Sadam Husein.[29]
En breve el programa del PNAC era un plan para un imperio permanente de EE.UU. en el extranjero, un proyecto que se reconoció que no sería fácilmente aceptado por una democracia estadounidense. Su llamado reconoció francamente que sería difícil obtener apoyo para su proyecto de aumento en los gastos de defensa a un “nivel mínimo de 3,5 a 3,8 por ciento del producto interno bruto, agregando entre 15.000 y 20.000 millones de dólares anualmente a los gastos totales de defensa.” “El proceso de transformación,” admitió el documento, “será probablemente largo, salvo que haya algún evento catastrófico y catalizador – como un nuevo Pearl Harbor.” [30]
Existen por supuesto todos los motivos para esperar que la desastrosa era de Rumsfeld y Cheney esté a punto de terminar, con la elección de Barack Obama. Obama ha dejado en claro que seguirá una política exterior dedicada a la diplomacia y al multilateralismo. En este espíritu ha declarado su disposición a hablar con Irán sin condiciones previas.
Pero la razón declarada de Obama para la moderación ante Iraq – “La escala de nuestros despliegues en Iraq sigue postergando nuestra capacidad para terminar la lucha en Afganistán” [31] es de muy mal agüero. Pocos estudiantes serios de la escena afgana creen que EE.UU. puede “terminar la lucha en Afganistán,” de modo que sea en algo más exitoso que como antes pudieron hacerlo los rusos o los británicos. La posición de EE.UU. en ese país se deteriora visiblemente, mientras la estrategia estadounidense de ataques a través de la frontera tiene el efecto de desestabilizar también a Pakistán. El régimen de Karzai respaldado por EE.UU. tiene tan poco control sobre el campo que la propia Kabul ahora es atacada con cohetes. Expertos en el terreno están de acuerdo en que cualquier esfuerzo por “terminar” será una tarea a largo plazo que requiere por lo menos un participación vastamente escalada de tropas EE.UU. [32]
No se puede predecir el futuro, pero se puede examinar el pasado. Durante treinta años he estado escribiendo sobre la persistencia en EE.UU. de una mentalidad bélica que, una y otra vez, falsea políticas razonables de negociación, y nos acerca a conflictos armados. Esta forma de pensar dominante no se limita a alguna agencia o cábala en particular, sino es más bien el resultado probable de tensiones continuas entre halcones y palomas en la política interna de Washington.
Si se agita vigorosamente un contenedor de rocas y gravilla, la probabilidad es que la gravilla gravite hacia el fondo, dejando arriba las rocas más grandes. Existe una probabilidad análoga de que, en un debate continuo sobre involucrarse o retirarse de una contienda militar difícil, las fuerzas por el enfrentamiento se queden arriba, no importa cuáles sean las circunstancias. El poder militar disponible tiende a ser utilizado, y uno de los hechos más notables de la historia desde 1945 es que esta tendencia no se ha repetido hasta ahora con las armas atómicas.
Quisiera explicar esta metáfora en un detalle más completo. Las sociedades progresistas [en esta era, usualmente las democracias] tienden a expandir su presencia más allá de sus fronteras geográficas. Esa presencia expandida requiere nuevas instituciones, usualmente [como la CIA] libres de responsabilización democrática. Esta acumulación de poder no-responsabilizable, en lo que he llamado en otro sitio el Estado insondable, descompagina el sistema del Estado público de la división de poderes que es el fundamento de una política sana, deliberativa.
Deberíamos poder esperar de democracias progresistas que se desarrollaran hacia políticas exteriores más y más racionales. Pero por la dialéctica que acabo de describir, lo que vemos es exactamente lo contrario – la evolución hacia enfrentamientos estúpidos y a veces desastrosos. Cuando Gran Bretaña llegó a ser más democrática a fines del Siglo XIX, también inició la Guerra de los Bóer, una guerra muy adecuada para las necesidades imperiales privadas de Cecil Rhodes, pero irrelevante si no nociva para los intereses del pueblo británico, [33] Los sueños de Hitler de un Tercer Reich, que conllevaban una repetición de la aventura condenada al fracaso de Napoleón al corazón de Rusia, convenía a las necesidades de los industriales alemanes que habían financiado a los nazis, pero desde el comienzo, las cabezas sanas del estado mayor militar alemán pudieron prever el futuro desastre.
Durante más de un medio siglo, comenzando con Vietnam, fuerzas irresponsables han estado maniobrando a EE.UU. hacia aventuras insostenibles en el continente asiático. Ahora sabemos que Kennedy nunca quiso comprometer a tropas de combate estadounidenses en Vietnam [34] Pero la planificación fatal para expandir la Guerra de Vietnam hacia el norte del paralelo 17 fue autorizada en la última semana de su abortada presidencia, probablemente sin que lo haya sabido. [35] Cuando fue elegido, Jimmy Carter estaba determinado a reducir el tamaño y la frecuencia de las operaciones clandestinas de la CIA. [36] Sin embargo, su consejero nacional de seguridad, Zbigniew Brzezinski, inició maniobras en Afganistán que llevaron a la mayor operación clandestina de la CIA [y a mi juicio, una de las más nocivas] de todos los tiempos. [37]
Nuestros historiadores de archivo todavía no han comprendido enteramente ninguna de esas paradojas, ni las fuerzas tras ellas. Y como dijo brillantemente el filósofo George Santayana: “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo.” [38]
El futuro: ¿Escalada militar en el exterior y en casa? Como Kennedy y Carter, Barack Obama es una compleja mezcla de cualidades esperanzadoras y deprimentes. Entre estas últimas está su deseo incompetente de “terminar” [es decir, “terminar”] la guerra en Afganistán, y su apoyo, junto con la de su partido, para la versión final del rescate de Paulson. A mi juicio van juntos.
Como la resolución negociada por el gobierno del escándalo de ahorros y préstamos de los años ochenta, el rescate financiero gravó indisimuladamente la riqueza pública de la república para proteger e incluso enriquecer a los que por cierto tiempo se habían estado enriqueciendo inmerecidamente. Izquierdistas de la vieja guardia no podrán ver nada inusual en esto: se ajusta a su análisis de cómo ha funcionado siempre el Estado capitalista.
Pero es sólo característico del Estado estadounidense desde la revolución de Reagan de los años ochenta. Antes de esa época, era más probable que las políticas gubernamentales fueran dirigidas hacia la ayuda a los pobres; después la ideología del liberalismo de libre mercado, incluso bajo Clinton, fue invocada de numerosas maneras para enriquecer a los ricos.
El resultado de esas políticas gubernamentales ha sido resumido por el profesor Edward Wolff:
“Hemos tenido un aumento bastante agudo en la desigualdad de la riqueza desde 1975 o 1976. Antes de eso, hubo un prolongado período en el que la desigualdad de la riqueza descendió en este país, llegando casi a 1929. Así que tenemos esa continua tendencia a la disminución desde 1929, que desde luego fue el pico del mercado bursátil antes de que se derrumbara, hasta casi mediados de los años setenta. Desde entonces, las cosas han cambiado realmente, y el nivel de desigualdad de la riqueza es hoy casi el doble de lo que era a mediados de los años setenta… “Hasta comienzos de los años setenta, EE.UU. tenía realmente una menor desigualdad de la riqueza que Gran Bretaña, e incluso que un país como Suecia. Pero las cosas han cambiado realmente durante los últimos 25 o 30 años. En los hechos, varios países han tenido una disminución de la desigualdad de la riqueza con el pasar del tiempo. EE.UU. es atípico porque esa desigualdad ha aumentado de modo tan agudo durante los últimos 25 o 30 años. [39]” Excesos pasados de riqueza estadounidense, como en la Época Dorada, y en los años veinte, han sido seguidos por reformas políticas, como el impuesto a los ingresos, para reducir la disparidad en la riqueza y los ingresos. Pero como ha advertido Kevin Phillips, este tipo de reforma debe volver a tener lugar pronto, o no tendrá lugar en absoluto: A medida que comienza el Siglo XXI, el desequilibrio de la riqueza y la democracia en EE.UU. es insostenible… O se debe renovar la democracia, y que la política sea reanimada, o la riqueza probablemente consolidará un régimen nuevo y menos democrático – la plutocracia con otro nombre. [40] Si se le juzga según este criterio, el rescate de Paulson tal como fue aprobado no fue sólo una oportunidad perdida; fue un salto radical en la dirección equivocada. No es reconfortante que el rescate haya sido aprobado con el apoyo de Obama y del Partido Demócrata. Es más bien una señal de que la plutocracia no será seriamente cuestionada por ninguno de los dos partidos en su estado actual. Warren Buffett puede haber tenido razón cuando dijo que el rescate era necesario. Pero no es difícil pensar en reformas que deberían haberlo acompañado:
1. Debería haber habido transparencia, no secreto 2. No deberían haber puesto a disposición fondos públicos para bonificaciones o dividendos [El 10 por ciento más rico de los estadounidenses poseen un 85% de todas las acciones]. [41] Y como se discute un rescate para la industria automotora, otras dos reformas parecen ser obvias: 3. Cualquier reducción en los ingresos no debería afectar sólo a los trabajadores, sino también a todos los niveles de empleados 4. Como ha sido frecuentemente sugerido, debiera establecerse un límite legal en cualquier industria para la máxima ratio de la mayor remuneración a la menor – tal vez una ratio de veinte a uno.
No estoy haciendo estas sugerencias evidentes con la menor esperanza de que vayan a ser aprobadas o discutidas seriamente. La corrupción plutocrática de ambos partidos hace que una perspectiva semejante sea casi impensable. Lo que quiero considerar es la grave perspectiva de guerra. EE.UU. escapó de la depresión de los años noventa del Siglo XIX con la Guerra Hispano-Estadounidense. [42] Sólo escapó a la Gran Depresión de los años treinta con la Segunda Guerra Mundial. Incluso hubo una recesión a fines de los años cuarenta de la que EE.UU. sólo escapó con la Guerra de Corea. Al enfrentar de nuevo el riesgo de una depresión importante, creo que inevitablemente enfrentamos el peligro de otra gran guerra.
Mientras tanto, algunos aspectos de la catástrofe financiera, aunque aparecieron por numerosas razones y no fueron el resultado de alguna cábala conspirativa, pueden ser prolongados por su utilidad para los que están orientados hacia la guerra. Consideremos que, desde la perspectiva de mantener el empuje imperial de EE.UU. hacia Afganistán [e incluso Pakistán], la crisis financiera ha tenido algunas consecuencias deseables:
1. El valor del dólar frente a otras monedas internacionales, especialmente el euro, ha mejorado, mejorando así la balanza de pagos de EE.UU. y también contrarrestando la amenaza al importante papel del dólar como unidad primordial de comercio internacional. 2. Gracias al determinado mercadeo internacional de derivados sobrevaluados basados en préstamos depredadores, la crisis financiera internacional resultante ha sido internacionalizada, y las economías por doquier sufren choques aún mayores que EE.UU. Esto ha mejorado relativamente la capacidad de EE.UU. de financiar un gran esfuerzo bélico en el extranjero [que siempre ha tenido un impacto importante en la balanza de pagos de EE.UU.]. 3. El precio del petróleo se ha derrumbado de 147 dólares por barril en julio pasado a menos de 40 dólares, debilitando así las economías de Rusia, China, y especialmente Arabia Saudí, el país cuyas fundaciones internacionales han estado apoyado a al Qaeda. La situación afgana es sombría, pero no desesperada. Dos observadores expertos, Barnett R. Rubin y Ahmed Rashid, han propuesto una solución política para toda la región que prometería mayor seguridad para toda el área que la mal estudiada propuesta de Obama de enviar 20.000 soldados estadounidenses más. [43] En boca de Rashid:
El presidente electo Obama y los dirigentes occidentales tienen que adoptar un enfoque exhaustivo que vea toda la región [con los vecinos de Afganistán, incluidos Pakistán, India, Rusia, China, Irán, y los antiguos Estados soviéticos] como una unidad con temas entrelazados de desarrollo que tienen que ser resueltos como la pobreza, el analfabetismo y los sistemas de gobierno débiles. Tiene que ser un enfoque más exhaustivo pero más sutil a la democratización de la región y que se obligue a partes interesadas poderosas pero negativas en las estructuras de poder local – como las mafias de la droga, a cambiar su modo de pensar o a ser eliminadas. [44]
El que observadores con un estatus tan reconocido ofrezcan una solución política sensata no me llena de mucho optimismo. Durante tres décadas Barnett Rubin ha estado dando consejos sanos sobre Irán y Afganistán a Washington, sólo para que sean ignorados por los que cabildean por operaciones clandestinas y soluciones militares. Esta dialéctica recuerda la Guerra de Vietnam, en la que durante más de una década se ignoraron de la misma manera propuestas razonables para desmilitarizar el conflicto. Repito que el futuro es impredecible. Pero temo que se imponga la propuesta de Obama de enviar 20.000 soldados más, con sus consecuencias predecibles de una guerra más amplia en Afganistán y Pakistán. [45] Con esto, temo un incremento del uso del Ejército de EE.UU. para controlar protestas del pueblo estadounidense.
Espero ardientemente que mis temores sean equivocados. El tiempo lo dirá.
NOTAS
1. WCAX, Burlington, Vermont – 22 de diciembre de 2008, http://www.wcax.com/Global/story.asp?S=9567271. Cf. CNBC, 30 de octubre de 2008, http://www.cnbc.com/id/27423117: “`Le pueden pagar 30 millones de dólares bajo este programa,’ dice Michael Kesner, quien dirige la práctica de compensación de ejecutivos de Deloitte Consulting. ‘No hay límite en lo que le pueden pagar’” 2 John Dunbar, AP, 25 de octubre de 2007, http://biz.yahoo.com/ap/081025/meltdown_evolving_bailout.html. 3.David Hirst, “Fox joins battle cry for details of US bail-out,” BusinessDay, 24 de diciembre de 2008, http://www.businessday.com.au/business/fox-joins-battle-cry-for-details-of-us-bailout-20081223-74eh.html?page=-1. 4 http://phoenix.bizjournals.com/phoenix/stories/2008/12/15/daily34.html. 5. http://www.blacklistednews.com/news-2367-0-13-13--.html. 6. Rep. Brad Sherman, en la Cámara, 8:07 EST PM, 2 de octubre de 2008, http://www.youtube.com/watch?v=HaG9d_4zij8&NR=1. El representante Sherman publicó posteriormente la siguiente aclaración: “No tengo motivos para pensar que ninguno de los dirigentes en el Congreso quienes estuvieron involucrados en negociaciones con el gobierno Bush respecto a la ley de rescate hayan mencionado alguna vez la posibilidad de ley marcial – de nuevo, fue sólo un ejemplo de comentarios extremos y deliberadamente hiperbólicos que se transmitían por miembros que no participaban directamente en las negociaciones.” Cf. Rep. Sherman on Alex Jones show, http://www.youtube.com/watch?v=_bH1mO8qhCs. . 7 Army Regulation 500-3, Emergency Employment of Army And Other Resources, Army Continuity Of Operations [COOP] Program, http://www.wikileaks.org/leak/us-army-reg-500-3-continuity-2001.pdf,. Cf. Tom Burghardt, “Militarizing the `Homeland’ in Response to the Economic and Political Crisis: NORTHCOM's Joint Task Force-Civil Support,” GlobalResearch, 11 de octubre de 2008, http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10534 . 8 Peter Dale Scott, The Road to 9/11: Wealth, Empire, and the Future of America [Berkeley and Los Angeles: University of California Press, 2007], 183-87; cf. James Mann, The Rise of the Vulcans: The History of Bush’s War Cabinet [New York: Viking, 2004], 138-45, 9 Scott, The Road to 9/11, 183-87. 10 Ritt Goldstein , “Foundations are in place for martial law in the US,” Sydney Morning Herald, 27 de julio de 2002, http://www.smh.com.au/articles/2002/07/27/1027497418339.html. 11 Peter Dale Scott, The Road to 9/11, 240-41. 12 Scott, The Road to 9/11, 60-61. 13 Robert Parry, “Henry Kissinger, Eminence Noire,” ConsortiumNews, 28 de diciembre de 2008, http://www.consortiumnews.com/2008/122808.html: “Kissinger, … – mientras servía como asesor de las conversaciones de paz para el gobierno Johnson – obstruyó las conversaciones de paz posiblemente mediante contactos secretos con gente que trabajaba para Nixon, según el libro de Seymour Hersh de 1983 The Price of Power [p. 21]. 14 Hersh, Price of Power, 18. Cf. Jim Hougan, Spooks: The Haunting of America [New York: William Morrow, 1978], 435: “Kissinger, casada con una antigua asistente de Rockefeller, propietario de una mansión en Georgetown cuya adquisición sólo fue posibilitada por regalos y préstamos de Rockefeller, siempre fue el protegido de su benefactor, Nelson R[ockefeller], incluso si no fue empleado directamente por él.” 15 Scott, The Road to 9/11, 93-118. 16 Scott, The Road to 9/11, 82-87, 91, 104-05. 17 “Brigade homeland tours start Oct. 1,” Army Times, 30 de septiembre de 2008, http://www.armytimes.com/news/2008/09/army_homeland_090708w/. Cf. Michel Chossudovsky, “Pre-election Militarization of the North American Homeland, US Combat Troops in Iraq repatriated to `help with civil unrest,’'GlobalResearch, 26 de septiembre de 2008, http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10341. 18 Agence France-Presse, 17 de diciembre de 2008, http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5iTBOy3JF8pVAthIthq8C1NrMf4Cg. 19 http://phoenix.bizjournals.com/phoenix/stories/2008/12/15/daily34.html. 20 Remarks Of Sen. Patrick Leahy, National Defense Authorization Act For Fiscal Year 2007 Conference Report, Congressional Record, 29 de septiembre de 2006, http://leahy.senate.gov/press/200609/092906b.html. 21 Eliot Spitzer, “Predatory Lenders' Partner in Crime: How the Bush Administration Stopped the States From Stepping In to Help Consumers,” Washington Post, 14 de febrero de 2008; A25, http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/02/13/AR2008021302783.html?nav=hcmodule. Tres meses antes, el 8 de noviembre de 2007, el gobernador Spitzer y el Procurador General de Nueva York Andrew Cuomo habían publicado una carta conjunta al Congreso, “llamando a una continua acción federal para combatir prácticas de préstamos de alto riesgo” [http://www.state.ny.us/governor/press/1108071.html]. 22 David Johnston and Philip Shenon, “U.S. Defends Tough Tactics on Spitzer,” New York Times, 21 de marzo de 2008. 23 “Why Eliot Spitzer was assassinated: The predatory lending industry had a partner in the White House,” Brasscheck TV, marzo 2008, http://brasschecktv.com/page/291.html. 24 Greg Palast, “Eliot’s Mess: The $200 billion bail-out for predator banks and Spitzer charges are intimately linked,” Air America Radio’s Clout, 14 de marzo de 2008, http://www.gregpalast.com/elliot-spitzer-gets-nailed/ 25 Sin sugerir que el escándalo haya sido de alguna manera orquestado o dirigido de manera central, puede argumentarse que se permitió que el escándalo se prolongara porque permitía que beneficios del narcotráfico ilegal recapitalizaran la economía estadounidense y fortalecieran al dólar asediado.
26 Joseph E. Stiglitz and Linda J. Bilmes, The Three Trillion Dollar War: The True Cost of the Iraq Conflict [New York: W.W. Norton, 2008]. Cf. Joseph Stiglitz and Linda Bilmes, “The three trillion dollar war,” The Times [London], 23 de febrero de 2008, http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/columnists/guest_contributors/article3419840.ece: “En la víspera de la guerra, hubo discusiones sobre los probables costes. Larry Lindsey, asesor económico del presidente Bush y jefe del Consejo Económico Nacional, sugirió que podrían llegar a 200.000 millones de dólares. Pero este cálculo fue descartado como “estupidez” por el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Su adjunto, Paul Wolfowitz, sugirió que la reconstrucción en la posguerra podía pagarse por sí sola con el aumento de los ingresos del petróleo. Mitch Daniels, director de la Oficina de Administración y Presupuesto, y el Secretario Rumsfeld calcularon los costes en el área de 50.000 a 60.000 millones de dólares, una porción de los cuales creían que serían financiados por otros países. [Haciendo ajustes por la inflación, en dólares de 2007, estaban proyectando costes de entre 57.000 y 69.000 millones de dólares.] El tono de todo el gobierno era displicente, como si las sumas involucradas fueran mínimas.” 27 Charles R. Morris, The Trillion Dollar Meltdown: Easy Money, High Rollers, and the Great Credit Crash [New York: PublicAffairs, 2008].
28 Joint Vision 2020, http://www.dtic.mil/jointvision/jvpub2.htm; Scott, The Road to 9/11, 20, 24. “La dominación del espectro completo” repitió lo que había sido esbozado antes en un documento predecesor: “ Joint Vision 2010” de 2005, pero con nuevo énfasis en la declaración de que “EE.UU. debe mantener sus fuerzas de presencia en el extranjero” [Joint Vision 2020, 6]. Cf. Joint Vision 2010, 4, www.dtic.mil/jv2010/jvpub.htm: “Seguiremos siendo en gran parte una fuerza que se basa en EE.UU. continental.” 29 Project for the New American Century, Rebuilding America’s Defenses, http://www.newamericancentury.org/RebuildingAmericasDefenses.pdf; Scott, The Road to 9/11, 23-24, 191-93. 30 Rebuilding America’s Defenses, 51, 75. 31 “War in Iraq,” BarackObama.com, http://www.barackobama.com/issues/iraq/ . 32 See e.g. Andrew Bacevich, Newsweek, December 8, 2008, http://www.newsweek.com/id/171254: “En Afganistán actual, EE.UU. y sus aliados están utilizando los medios equivocados para realizar la misión equivocada. Enviar más tropas a la región, como han sugerido que deberíamos hacer el presidente Barack Obama y otros, sólo convertirá la Operación Libertad Duradera en la Operación Obligación Duradera. Afganistán será un sumidero, que consumirá recursos que ni los militares de EE.UU. ni el gobierno de EE.UU. pueden darse el lujo de derrochar.” Cf. PBS, Frontline, “The War Briefing,” 28 de octubre de 2008, http://www.pbs.org/wgbh/pages/frontline/warbriefing/view/. 33 Para el papel de la incursión Jameson promovida por Rhodes en la instigación de la Guerra de los Bóer, vea Elizabeth Longford, Jameson’s Raid: The Prelude to the Boer War [London: Weidenfeld and Nicolson, 1982]. 34 Gordon M. Goldstein, Lessons in Disaster: McGeorge Bundy and the Path to War in Vietnam [New York: Times Books/Henry Holt, 2008]. 35 John Newman, JFK and Vietnam: Deception, Intrigue, and the Struggle for Power [New York: Warner Books, 1992], 375-77, 434-35, 447; Peter Dale Scott, The War Conspiracy: JFK, 9/11, and the Deep Politics of War [Ipswich, MA: Mary Ferrell Foundation Press, 2008], 25-26, 28. 36 Ofira Seliktar, Failing the Crystal Ball Test: The Carter Administration and the Fundamentalist Revolution in Iran [Westport, CN: Praeger, 2000], 52. 37 Brzezinski alardeó posteriormente de que su “operación secreta fue una excelente idea. Atrajo a los rusos a la trampa afgana.” [“Les Révélations d’un ancien conseiller de Carter,” entrevista con Zbigniew Brzezinski, Le Nouvel Observateur, 15-21 de enero de 1998, http://www.globalresearch.ca/articles/BRZ110A.html; versión francesa: http://www.confidentiel.net/breve.php3?id_breve=1862; citado in extenso en Peter Dale Scott: “Drugs, Oil, and War: The United States in Afghanistan, Colombia, and Indochina” [Lanham, MD: Rowman & Littlefield, 2003], 35]. Para mi evaluación negativa de lo que algunos han descrito como la operación clandestina más exitosa de la CIA, vea “The Road to 9/11,” 114-37. 38 George Santayana, Life of Reason, Reason in Common Sense [New York: Scribner's, 1905], 284. 39 Edward Wolff, “The Wealth Divide: The Growing Gap in the United States Between the Rich and the Rest,” Multinational Monitor, May 2003, http://www.thirdworldtraveler.com/America/Wealth_Divide.html. Cf. Edward Wolff, Top Heavy: The Increasing Inequality of Wealth in America and What Can Be Done About It [New York: New Press, 2002]. 40 Kevin Phillips, Wealth and Democracy: A Political History of the American Rich [New York: Broadway Books, 2002], 422; citado en Scott, The Road to 9/11, 3. 41 Wolff, “The Wealth Divide.” 42 Respecto a la “política amplia” de McKinley como respuesta a la depresión, vea Philip Sheldon Foner, The Spanish-Cuban-American War and the Birth of American Imperialism, 1895-1902 [New York: Monthly Review Press, 1972]. 43 Barnett R. Rubin and Ahmed Rashid, “From Great Game to Grand Bargain: Ending Chaos in Afghanistan and Pakistan,” Foreign Affairs, noviembre/diciembre de 2008, http://www.foreignaffairs.org/20081001faessay87603-p40/barnett-r-rubin-ahmed-rashid/from-great-game-to-grand-bargain.html. 44 Ahmed Rashid, “Obama's huge South Asia headache,” BBC, 2 de enero de 2009, http://news.bbc.co.uk/2/hi/south_asia/7788321.stm,
45 Cf. Zia Sarhadi, “America's 'good war' turns into quicksand,” MediaMonitors, 5 de enero de 2009, http://usa.mediamonitors.net/content/view/full/58114: “El anuncio de Obama de enviar a 20.000 soldados adicionales a la ‘guerra buena’ en Afganistán ha sido saludado con regocijo por los talibanes. Lo consideran como una oportunidad de atacar a un ‘ejército más grande, un objetivo más grande y nuevas armas relucientes que arrebatar a los soldados de juguete.’ Los generales estadounidenses han hablado en términos de entre 40.000 y 100.000 soldados adicionales, niveles que simplemente no hay disponibles. La matanza por EE.UU. de cientos de civiles afganos en ataques aéreos indiscriminados ha sido el instrumento de reclutamiento más efectivo para los talibanes. Incluso los afganos que no desean que los talibanes vuelvan al poder están horrorizados por el nivel de brutalidad infligido contra civiles.” Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, Berkeley, es poeta, escritor, e investigador. Su libro más reciente es: “The War Conspiracy: JFK, 9/11, and the Deep Politics of War”. Puede ser pedido a Mary Ferrell Foundation Press en http://www.maryferrell.org/wiki/index.php/MFF_Store . Su sitio en la Red es: http://www.peterdalescott.net. http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=11681 Afganistán-Estados Unidos una geopolítica mundial del comercio de las drogas
El opio, la CIA y la administración Karzai
Peter Dale Scott Red Voltaire
Para Peter Dale Scott son inútiles los lamentos sobre el desarrollo del cultivo de droga en Afganistán y sobre la epidemia mundial de adicción a la heroína. Lo importante es sacar conclusiones de los hechos ya comprobados: los talibanes habían erradicado el cultivo del opio de amapola y la OTAN favoreció su cultivo, el dinero de la droga corrompió el gobierno afgano de Karzai pero este dinero se encuentra principalmente en Estados Unidos, cuyas instituciones están corruptas. Así que la toma de decisión para solucionar este tráfico no está en Kabul sino en Washington.
El importante artículo de Alfred McCoy publicado el 30 de marzo de 2010 [1] en el TomDispatch debería haber incitado al Congreso a movilizarse para emprender una verdadera reevaluación de la aventura militar totalmente imprudente de Estados Unidos en Afganistán. La respuesta a la pregunta que plantea el título de ese artículo –«¿Hay alguien capaz de pacificar el mayor narcoEstado del mundo?»– salta a la vista en ese mismo artículo. Es un resonante «¡No!»… si no se modifican fundamentalmente los objetivos y estrategias definidos, tanto en Washington como en Kabul.
McCoy demuestra claramente que:
El Estado afgano de Hamid Karzai es un narcoEstado corrupto, que obliga a los afganos a pagar sobornos ascendientes a 2 500 millones de dólares al año, cifra equivalente a la cuarta parte de la economía del país. la economía afgana es una narcoeconomía: en 2007, Afganistán produjo 8 200 toneladas de opio, cifra que representa el 53% del PIB nacional y el 93% del tráfico de heroína a nivel mundial.
Para enfrentar el problema, las opciones militares son en el mejor de los casos ineficaces, y en el peor, contraproducentes. McCoy estima que la mayor esperanza reside en la reconstrucción de la agricultura afgana para convertir el cultivo de víveres en una alternativa viable capaz de competir con el cultivo de la adormidera o amapola del opio, un proceso que puede demorar 10 o 15 años, o incluso más tiempo. [Presentaré más adelante mi propia argumentación a favor de una solución intermedia: que la International Narcotics Board conceda a Afganistán una licencia para que ese país pueda vender su opio de forma legal.]
El principal argumento de McCoy es que, cuando alcanzó su máximo nivel de producción, la cocaína colombiana representaba sólo alrededor del 3% de la economía nacional y, sin embargo, las FARC y los escuadrones de la muerte de derecha, ambos ampliamente financiados por la droga, siguen desarrollándose en ese país. La simple erradicación de la droga, sin disponer de antemano de un cultivo que la sustituya en la economía afgana, exigiría la imposición de insoportables presiones a una sociedad rural ya devastada cuyo único ingreso importante proviene del opio. Para convencerse de ello basta con recordar la caída de los talibanes en 2001, consecuencia de una reducción draconiana –implementada por los propios talibanes– de la producción de droga en Afganistán, que pasó de 4 600 toneladas a sólo 185 toneladas, lo cual convirtió el país en un cascarón vacío.
A primera vista, los argumentos de McCoy parecen irrefutables y, en una sociedad racional, deberían dar lugar a un prudente debate al que seguiría un importante cambio de la política militar de Estados Unidos. McCoy presentó su estudio con tacto y diplomacia realmente considerables, para facilitar ese tipo de resultado.
La responsabilidad histórica de la CIA en el tráfico mundial de droga
Desgraciadamente, numerosos factores hacen poco probable la adopción inmediata de una solución positiva de ese tipo. Hay muchas razones que así lo determinan, entre ellas desagradables realidades que McCoy olvidó o minimizó en su ensayo –sin embargo brillante en otro sentido– y que es necesario abordar si realmente se trata de adoptar estrategias sensatas en Afganistán.
La primera realidad es que la creciente implicación de la CIA y su responsabilidad en el tráfico mundial de droga es un tema tabú en los círculos políticos, campañas electorales y medios masivos de difusión. Y quienes han tratado de romper ese silencio, como el periodista Gary Webb, han visto sus carreras destruidas.
Después de ver como Alfred McCoy se ha implicado más que nadie en hacer que el público tome conciencia de la responsabilidad de la CIA en el tráfico de droga dentro de las zonas donde se desarrollan las guerras estadounidenses, no me agrada tener que afirmar que el propio McCoy minimiza ese fenómeno en su artículo. Cierto es que escribe que «el opio surgió como fuerza estratégica en el medio político afgano durante la guerra secreta de la CIA contra los soviéticos» y que agrega que esa guerra «fue el catalizador que transformó la frontera pakistano-afgana en la más importante región productora del mundo».
Sin embargo, en una extraña frase, McCoy sugiere que la CIA se vio arrastrada de forma pasiva a establecer alianzas vinculadas a la droga durante los combates contra las fuerzas soviéticas en Afganistán, desde 1979 hasta 1988, cuando en realidad fue precisamente la CIA la que creó esas alianzas para combatir a los soviéticos: En uno de esos accidentes históricos con tintes de ironía, la frontera sur de la China comunista y de la Unión Soviética coincidieron con la zona asiática productora de opio, a lo largo de una cadena montañosa, sintiéndose así la CIA atraída hacia el establecimiento de alianzas llenas de ambigüedad con los jefes tribales de los altiplanos de esa región.
Nunca tal «accidente» en Afganistán, donde los primeros señores de la droga de importancia internacional –Gulbudin Hekmatyar y Abu Rasul Sayyaaf– en realidad se vieron proyectados hacia la escena internacional gracias al masivo e imprudente apoyo de la CIA, en colaboración con los gobiernos de Pakistán y de Arabia Saudita. Mientras otras fuerzas locales de resistencia eran consideradas como fuerzas de segunda clase, estos dos clientes de Pakistán y de Arabia Saudita, precisamente por no disponer de apoyo a nivel local, fueron pioneros en el uso del opio y la heroína como medio de conformar sus fuerzas de combate y de crear un recurso financiero [2].
Los dos se convirtieron, además, en agentes del extremismo salafista atacando el Islam sufista endógeno en Afganistán. Los dos acabaron convirtiéndose en agentes de al-Qaeda [3]. Pero no era la primera vez que la CIA se implicaba en el tráfico de droga. La responsabilidad de la CIA en el papel dominante que hoy desempeña Afganistán en el tráfico mundial de heroína reproduce en cierta forma lo que sucedió anteriormente en Birmania, en Laos y en Tailandia, entre finales de los años 1940 y los años 1970. Esos países también se convirtieron en importantes actores del tráfico de droga gracias al apoyo de la CIA [y de los franceses, en el caso de Laos], sin el cual sólo hubieran llegado a ser actores locales.
Tampoco es posible hablar en ese caso de un «irónico accidente». El propio McCoy ha demostrado cómo, en todos esos países, la CIA no sólo toleró sino que apoyó el crecimiento de los fondos de las fuerzas anticomunistas gracias al financiamiento proveniente de la droga, para contrarrestar el peligro que representaba una intrusión de la China comunista en el sudeste de Asia. Desde los años 1940 hasta finales de los años 1970, y al igual que en el actual Afganistán, el apoyo de la CIA contribuyó a transformar el Triángulo de Oro en un importante proveedor de opio a nivel mundial.
Durante ese mismo periodo, la CIA reclutó colaboradores a todo lo largo de las rutas de contrabando del opio clásico, como hizo en Turquía, Líbano, Francia, Cuba, Honduras y México. Entre esos colaboradores se encontraban agentes gubernamentales, como Manuel Noriega en Panamá y Vladimiro Montesinos en Perú, a menudo personalidades experimentadas pertenecientes a los servicios de policía que contaban con apoyo de la CIA o a los servicios de inteligencia. Pero también había movimientos insurreccionales, desde los Contras de Nicaragua en los años 1980 [según Robert Baer y Seymour Hersh] hasta el Jundallah [4], afiliado a al-Qaeda, que actualmente opera en Irán y en Baluchistán [5].
Es el gobierno de Karzai, no los talibanes, quien domina la economía de la droga afgana
El mejor ejemplo de esa influencia de la CIA sobre los traficantes de droga se encuentra hoy, indudablemente, en Afganistán, donde el propio hermano del presidente Karzai, Ahmed Wali Karzai [un activo colaborador de la CIA] [6], y Abdul Rashid Dostum [un viejo colaborador de la agencia] aparecen entre los acusados de tráfico de droga [7]. La corrupción vinculada a la droga en el seno del gobierno afgano debe atribuirse en parte a la decisión de Estados Unidos y de la CIA de desencadenar la invasión de 2001 con el apoyo de la Alianza del Norte, movimiento cuya vinculación con la droga era harto conocida en Washington [8].
De esa manera, Estados Unidos reprodujo concientemente en Afganistán la situación que ya había creado en Vietnam. También en Vietnam [al igual que Ahmed Wali Karzai medio siglo más tarde] el hermano del presidente, Ngo Dinh Nhu, utilizaba la droga para financiar una red privada que le permitió “arreglar” las elecciones a favor [del presidente] Ngo Dinh Diem [9].
Thomas H. Johnson, coordinador de estudios de investigación antropológica en la Naval Postgraduate School, demostró que el éxito de un programa de contrainsurgencia es improbable cuando ese programa apoya un gobierno local flagrantemente disfuncional y corrupto [10].
Así que me opongo a McCoy cuando este último, al igual que los medios masivos de difusión de Estados Unidos, describe la economía de la droga afgana como dominada por los talibanes [Según los términos del propio McCoy: «Si los insurgentes toman el control de esta economía ilegal, como hicieron los taibanes, la tarea se hará entonces casi imposible.»]. La parte correspondiente a los talibanes en el mercado del opio afgano se estima generalmente entre 90 y 400 millones de dólares. Pero la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito [ONUDC] estima que el total de ingresos provenientes del comercio del opio y la heroína se sitúa entre los 2 800 millones y los 3 400 millones de dólares [11].
Es evidente que no son los talibanes quienes se han apoderado de esa economía, mayoritariamente controlada por los partidarios del gobierno de Karzai. En 2006, un informe del Banco Mundial afirmaba que «al más alto nivel, 25 o 30 grandes traficantes, la mayoría con bases en el sur de Afganistán, controlan las transacciones y los envíos más importantes, trabajando estrechamente con apoyo de personas que ocupan posiciones políticas y gubernamentales al más alto nivel» [12].
Los medios estadounidenses no se han interesado en esos hechos, ni tampoco en la influencia que tienen en las estrategias políticas de su propio país en Afganistán, en materia de guerra y de tráfico de droga. La administración Obama parece haberse distanciado de los poco juiciosos programas de erradicación de la época de Bush, que nunca lograron la adhesión del campesinado afgano. Ha preferido instaurar una política de prohibición selectiva del tráfico, atacando solamente a los traficantes que ayudan a la oposición [13].
Queda por demostrar la eficacia de esa política en lo que a debilitar el talibán se refiere. Lo que sí está claro es que adoptar como blanco exclusivo a quien representa, en el mejor de los casos, una décima parte del tráfico total nunca permitirá acabar con la actual posición de Afganistán como principal narcoEstado. Y tampoco permitirá acabar con la actual epidemia mundial de consumo de heroína, que comenzó a fines de los años 1980 y que ya ha dado lugar a la aparición de 5 millones de toxicómanos en Pakistán, de más de 2 millones de adictos en Rusia, de 800 000 en Estados Unidos y de más de 15 millones a escala mundial, entre ellos un millón en el propio Afganistán.
La política de prohibición selectiva del gobierno de Obama ayuda también a explicar su rechazo a tomar en cuenta la solución más humana y más razonable de la epidemia mundial de heroína afgana. Se trata de la iniciativa «poppy for medicine» [Opio para la medicina] del International Council on Security and Development [ICOS, anteriormente conocido como Senlis Council], que plantea la creación de un programa de otorgamiento de autorizaciones, lo cual permitiría a los agricultores vender su opio para garantizar la producción de medicamentos esenciales y altamente solicitados, como la morfina y la codeína [14].
Esa proposición ha recibido el apoyo del Parlamento Europeo y del parlamento canadiense, pero fue objeto de severas críticas en Estados Unidos, principalmente porque pudiera engendrar un aumento de la producción de opio. Sin embargo, esa proposición sería, a mediano plazo, una respuesta a la epidemia de heroína que asola Europa y Rusia –situación que no se resolverá con la alternativa que presenta McCoy de sustituir el opio con otros cultivos durante los 10 o 15 próximos años, y menos aún con el programa de eliminación selectiva de proveedores de opio que aplica la administración Obama.
Una consecuencia que casi nunca se menciona de la iniciativa «poppy for medicine» sería la reducción de los ingresos provenientes del tráfico ilícito que permiten mantener el gobierno de Karzai. Es por eso, o simplemente porque todo lo que se acerca a una legalización de las drogas es tema tabú en Washington, que la iniciativa «poppy for medicine» tiene pocas posibilidades de obtener el apoyo de la administración Obama.
La heroína afgana y la «CIA Connection» a nivel mundial Hay otro párrafo en el que McCoy, a mi entender erróneamente, concentra su atención en Afganistán como centro del problema más bien que en los propios Estados Unidos: En una conferencia sobre la droga, desarrollada en Kabul este mes, el jefe del servicio federal antinarcóticos de Rusia estimó el monto actual del cultivo de opio en Afganistán en 65 000 millones de dólares. Solamente 500 millones van a los cultivadores afganos, 300 millones a los talibanes y los 64 000 millones restantes van a la «mafia de la droga», garantizándole amplios fondos para corromper al gobierno de Karzai [subraya el autor] en un país cuyo PIB es de sólo 10 000 millones de dólares [15].
Ese párrafo pasa por alto un hecho importantísimo: según la ONUDC, sólo entre un 5 y un 6% de esos 65 000 millones de dólares, o sea entre 2 800 y 3 400 millones, se quedan en Afganistán [16]. Cerca del 80% de las ganancias provenientes del tráfico de droga proviene de los países consumidores –en este caso, Rusia, Europa y Estados Unidos. Así que no se debe creer ni por un instante que el único país que se corrompe con el tráfico de droga afgana es el país de origen. Donde quiera que el tráfico ha logrado hacerse importante, incluyendo los países por donde transita, en realidad ha logrado sobrevivir gracias a la protección, en otras palabras, gracias a la corrupción.
No existen pruebas de que el dinero de la droga que han ganado los traficantes aliados de la CIA haya alimentado las cuentas bancarias de la CIA o las de sus oficiales, pero la CIA ha sacado provecho indirectamente del tráfico de droga y ha desarrollado con el paso de los años una estrecha relación con ese ilegal comercio. La guerra secreta de la CIA en Laos fue un caso extremo. Durante ese conflicto, la CIA hizo la guerra utilizando como principales aliados al Ejército Real laosiano del general Ouane Rattikone y el Ejército Hmong del general Vang Pao, ambos financiados en gran parte por la droga. La masiva operación de la CIA en Afganistán correspondiente a los años 1980 fue otro ejemplo de guerra parcialmente financiada por la droga [17].
Una protección para los traficantes de droga en Estados Unidos
No es por lo tanto sorprendente que, a través de los años, los gobiernos de Estados Unidos, siguiendo el camino trazado por la CIA, hayan protegido a traficantes de droga contra los procedimientos judiciales en los propios Estados Unidos. Por ejemplo, tanto la CIA como el FBI intervinieron en 1981 contra la inculpación [por robo de autos] del narcotraficante mexicano y zar del espionaje Miguel Nazar Haro, afirmando que Nazar era «un contacto esencial, repito, un contacto esencial para la oficina de la CIA en México», en cuestiones de «terrorismo, inteligencia y contrainteligencia» [18]. Cuando el fiscal general asociado Lowell Jensen se negó a tramitar la inculpación de Nazar, el fiscal de San Diego, William Kennedy, denunció públicamente el caso… por lo cual fue rápidamente despedido [19].
Un ejemplo reciente y espectacular de implicación de la CIA en el tráfico de droga fue el caso del general Ramón Guillén Dávila, colaborador venezolano de la CIA, caso que explico en mi libro, aún por publicar, Fueling America’s War Machine [20]:
El general Ramón Guillén Dávila, jefe de la unidad antidroga creada por la CIA en Venezuela, fue inculpado en Miami de haber introducido una tonelada de cocaína en Estados Unidos. Según el New York Times, «la CIA, a pesar de la objeción de la Drug Enforcement Administration, aprobó el envío de al menos una tonelada de cocaína pura hacia el aeropuerto internacional de Miami como medio de obtener información sobre los cárteles colombianos de la droga». La revista Time reportó que un solo cargamento representaba 450 kilos y estuvo precedido de otros «por un total cercano a una tonelada» [21]. Mike Wallace confirmó que «la operación secreta de la CIA y de la Guardia Nacional reunió rápidamente esa cocaína, más de tonelada y media, que fue introducida clandestinamente de Colombia hacia Venezuela» [22]. Según el Wall Street Journal, la cantidad de droga que el general Guillén introdujo clandestinamente ascendería a más de 22 toneladas [23].
Pero Estados Unidos nunca ha solicitado a Venezuela la extradición de Guillén para someterlo a juicio. Y en 2007, cuando Guillén fue arrestado en Venezuela por conspirar para asesinar al presidente Hugo Chávez, su inculpación seguía traspapelada en alguna oficina de Miami [24]. Mientras tanto, el agente de la CIA Mhttp://www.voltairenet.org/article167879.htmlark McFarlin, a quien Bonner, el jefe de la DEA, también deseaba inculpar, tampoco lo fue y sólo tuvo que dimitir [25].
En resumen, nada sucedió a los principales actores de este caso, que probablemente se conoció en los medios únicamente debido a las protestas que generaron en aquel entonces los artículos de Gary Webb publicados en el diario San Jose Mercury sobre la CIA, los Contras nicaragüenses y la cocaína.
Los bancos y el lavado del dinero de la droga
Otras instituciones tienen un interés directo en el tráfico de droga, como los grandes bancos que efectúan préstamos a países como Colombia y México sabiendo perfectamente que el flujo de droga ayudará a garantizar el pago de esos préstamos. Varios de nuestros mayores bancos, como el City Group, el Bank of New York y el Bank of Boston, han sido identificados como participantes en el lavado de dinero, pero nunca han sido penalizados de forma lo suficientemente fuerte como para obligarlos a modificar su comportamiento [26]. En resumen, en la implicación de Estados Unidos en el tráfico de droga se conjugan la CIA, importantes intereses financieros e intereses criminales de ese mismo país y del extranjero.
Antonio Maria Costa, jefe de la ONUDC, ha declarado que «el dinero de la droga, que representa miles de millones de dólares, ha permitido al sistema financiero mantenerse en el punto culminante de la crisis financiera». Según el Observer de Londres, Costa declaró haber visto pruebas de que los ingresos del crimen organizado eran «el único capital de inversión líquido» disponible en ciertos bancos en el momento del crac del año pasado. Afirmó que el sistema económico absorbió la mayoría de los 352 000 millones de dólares de ganancias vinculadas a la droga. Costa declaró que agencias de inteligencia y fiscales le presentaron, hace alrededor de 18 meses, las pruebas que demuestran que el sistema financiero absorbió el dinero ilegal. «En muchos casos, el dinero de la droga era el único capital de inversión líquido. Durante la segunda mitad de 2008, la [falta de] liquidez era el principal problema del sistema bancario, así que el capital líquido se convirtió en un factor importante», dijo Costa [27].
Un perturbador ejemplo de la importancia de la droga en Washington reside en la influencia que ejerció durante los años 1980 el Bank of Credit and Commerce International, gracias a su práctica de lavado del dinero de la droga. Como explico en mi libro, entre los altos funcionarios beneficiarios de la generosidad del BCCI, de sus propietarios y sus afiliados, encontramos a James Baker, secretario del Tesoro en la administración Reagan, quien se negó a investigar al BCCI [28]; al senador demócrata Joe Biden y al senador republicano Orrin Hatch así como a varios miembros importantes del Comité Judicial del Senado, que también se negó a investigar al BCCI [29].
Finalmente, no fue el gobierno de Estados Unidos quien actuó primero en aras de poner fin a las actividades bancarias del BCCI y de sus filiales ilegales en Estados Unidos sino dos personas en particular: el abogado Jack Blum, de Washington, y el fiscal de Manhattan Robert Morgenthau [30].
Conclusión: la causa del problema mundial en que se ha convertido la droga no está en Kabul sino en Washington Puedo entender por qué McCoy, en su deseo de cambiar una política condenada al fracaso, toma más precauciones que yo cuando denuncio hasta qué punto el omnipresente tráfico de droga corrompe ciertas instituciones estadounidenses poderosas –el gobierno, los órganos de inteligencia y las finanzas– y no sólo al gobierno de Karzai. Pero creo que su enfoque, tan lleno de tacto, va a terminar siendo contraproducente. La fuente principal del problema mundial en que se ha convertido la droga no está en Kabul sino en Washington. Poner fin a ese escándalo exigirá que se divulguen hechos que McCoy no quiere abordar en su artículo. En su magistral obra, The Politics of Heroin [31], McCoy habla de la historia de Greg Musto, experto en drogas de la Casa Blanca bajo la administración Carter. En 1980, Musto dijo en el Strategy Council on Drug Abuse de la Casa Blanca que «íbamos a Afganistán con el fin de apoyar a los cultivadores de opio en su rebelión contra la Unión Soviética.
¿No pudiéramos evitar hacer lo que ya hicimos en Laos?» [32].
Cuando la CIA le negó el acceso a datos que la ley le daba derecho a consultar, Musto expresó públicamente su inquietud, en mayo de 1980, señalando en un editorial del New York Times que la heroína proveniente de la llamada Media Luna de Oro ya estaba causando [por vez primera] una crisis médica en Nueva York. Y advirtió, anticipadamente, que «esa crisis está llamada a empeorar» [33].
Musto esperaba contribuir a lograr un cambio de política exponiendo públicamente el problema y lanzando una fuerte advertencia de que la aventura financiada por la droga en Afganistán podía resultar desastrosa. [34] Pero sus sabias palabras fueron inútiles ante la implacable determinación de lo que yo llamo la máquina estadounidense de guerra en el seno de nuestro gobierno y de nuestra economía política. Temo que el mensaje de sensatez de McCoy, por ser amable precisamente allí donde la amabilidad no tiene cabida, sufra hoy el mismo destino.
* Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, es poeta, escritor e investigador. Sus principales libros de poesía son los tres volúmenes de su trilogía: Seculum: Coming to Jakarta: A Poem About Terror [1989], Listening to the Candle: A Poem on Impulse [1992], y Minding the Darkness: A Poem for the Year 2000. Además ha publicado: Crossing Borders: Selected Shorter Poems [1994]. En noviembre de 2002 recibió el Premio Lannan de Poesía. Como orador contra la guerra durante las guerras de Vietnam y del Golfo, fue co-fundador del Programa de Estudios de la Paz y de Conflictos en UC Berkeley, y de la Coalición sobre Asesinatos Políticos [COPA]. Su poesía ha tratado tanto su experiencia como su investigación. Su investigación más reciente se ha concentrado en las operaciones clandestinas de USA, su impacto en la democracia en casa y en el extranjero, y sus relaciones con el asesinato de John F. Kennedy y el narcotráfico global. El crítico de poesía Robert Hass escribió [Agni, 31/32, p. 335] «que Coming to Jakarta es el poema político más importante que haya aparecido en el idioma inglés desde hace mucho tiempo». Notas:
[1] «Can Anyone Pacify the World’s Number One Narco-State? The Opium Wars in Afghanistan», por Alfred W. McCoy [2] Finalmente, Estados Unidos y sus aliados concedieron a Hekmatyar, quien fue por un algún tiempo el mayor traficante de droga del mundo, más de mil millones de dólares en armas, más de lo que ningún otro cliente de la CIA ha recibido nunca, ni antes ni después. [3] Peter Dale Scott, The Road to 9/11, p.74-75 [publicado en francés con el título La Route vers le Nouveau Désordre Mondial [En español, El Camino hacia el Nuevo Desorden Mundial] [Demi-Lune, Paris, 2010]: Khalid Sheikh Mohammed, a quien la Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre considera el verdadero autor del complot del 11/9, comenzó a concebir el plan cuando estaba en contacto con Abdul Sayyaf, un dirigente con quien Osama ben Laden no estaba aún en buenos términos. [9/11 Commission Report, p.145-50]. En aquel momento, varios de los hombres condenados por el atentado de 1993 contra el World Trade Center y por la «jornada de terror» de 1995 en Nueva York se habían entrenado o habían combatido con Gulbudin Hekmatyar, o habían recogido dinero para él. [Tim Weiner, “Blowback from the Afghan Battlefield”, New York Times, 13 de marzo de 1994]. [4] «Le Jundallah revendique des actions armées aux côtés des Moudjahidin du Peuple», Réseau Voltaire, 13 de junio de 2009. [5] Seymour Hersh, New Yorker, 7 de julio de 2008. [6] «Encargan a Hamed Wali Karzai de negociar con los talibanes», Red Voltaire, 14 de mayo de 2010. [7] New York Times, 27 de octubre de 2009. [8] Steve Coll, Ghost Wars: The Secret History of the CIA, Afghanistan, and Bin Laden, from the Soviet Invasion to September 10, 2001, [Penguin Press, New York, 2004], p.536. Según Ahmed Rashid, al principio de la ofensiva estadounidense de 2001, “El Pentágono disponía de una lista de al menos 25 laboratorios de drogas y almacenes en Afganistán, pero se negaron a bombardearlos porque algunos pertenecían a los nuevos aliados de la CIA miembros de la NA [Northern Alliance / la Alianza del Norte]”, [Ahmed Rashid, Descent into Chaos: The United States and the Failure of Nation Building in Pakistan, Afghanistan, and Central Asia, [Viking, New York, 2008], p.320]. [9] Stanley Karnow, Vietnam: A History [Penguin, New York, 1997], p.239. Cf. New York Times, 28 de octubre de 2009. [10] Thomas H. Johnson & M. Chris Mason, “Refighting the Last War: Afghanistan and the Vietnam Template”, Military Review, noviembre-diciembre de 2009, p.1. [11] El lector atento a los detalles observará seguramente que ni siquiera 3 400 millones de USD llegan a representar el 53% de los 10 000 millones estimados en el párrafo anterior como PIB de Afganistán. Esos estimados, provenientes de diversas fuentes, no son muy precisos y no pueden arrojar, por lo tanto, un resultado matemáticamente perfecto. En todo caso, se trata del valor de las drogas en Afganistán, calculado a grandes rasgos, y no del valor que puede alcanzar su venta al detalle en los países consumidores. [12] Afghanistan: Drug Industry and Counter-Narcotics Policy. [13] En 2007, el Daily Mail de Londres reportó que «los cuatro principales actores del tráfico de heroína eran todos miembros importantes del gobierno afgano» [[London Daily Mail. 21 de julio de 2007. En diciembre de 2009, Harper’s publicó una larga investigación sobre el coronel Abdul Razik, “el amo de Spin Boldak”, traficante de droga y aliado de Karzai. El ascenso de Razik fue “estimulado por un círculo de oficiales corruptos en Kabul y Kandahar, y también porque a los comandantes de la OTAN, desplegados en un territorio demasiado grande, les pareció útil el control que ejercía [Razik] sobre una ciudad fronteriza esencial para su guerra contra los talibanes”, [Matthieu Aikins, “The Master of Spin Boldak”, Harper’s Magazine, diciembre de 2009]. [14] James Risen, “U.S. to Hunt Down Afghan Lords Tied to Taliban”, New York Times, 10 de agosto de 2009: “El comando militar de Estados Unidos dijo al Congreso que… sólo los [traficantes de droga] que ayudan a los insurgentes deberán ser considerados como blanco.” [15] Corey Flintoff, “Combating Afghanistan’s Opium Problem Through Legalization”, NPR, 22 de diciembre de 2005. [16] Ante otros auditorios, los responsables rusos de la lucha antidrogas se han referido explícitamente a la OTAN. Ver «Cultivo de la planta del opio: denuncia Rusia la responsabilidad de la OTAN», Red Voltaire, 3 de marzo de 2010. Extraoficialmente, los responsables rusos cercanos a Putin han mencionado también un soborno de 1 000 millones de dólares que la OTAN paga cada año, con el dinero de la droga, al presidente ruso Medvedev a cambio de un derecho de paso de los soldados estadounidenses a través del territorio ruso. Nota de la Redacción. [17] Ver: CBS News, 1º de abril de 2010. [18] Ver el libro de Peter Dale Scott, «La Route vers le Nouveau Désordre Mondial». NdT. [19] Varios cables de Gordon McGinley, agregado legal del FBI en la capital de México, enviados al Departamento de Justicia, ver Scott & Marshall, Cocaine Politics, p.36. [20] Scott, Deep Politics, p.105; citación del San Diego Union, 26 de marzo de 1982. [21] Fueling America’s War Machine: Deep Politics and the CIA’s Global Drug Connection, [publicación anunciada para el otoño de 2010 en Rowman & Littlefield]. [22] Time, 29 de noviembre de 1993: “Los envíos continuaron de todas formas, hasta que Guillén trató de enviar 3 373 libras de cocaína de una sola vez. La DEA, [Drug Enforcement Agency], vigilante, lo detuvo [el cargamento] y lo confiscó.” Cf. New York Times, 23 de noviembre de 1996 [“one ton”]. [23] CBS News Transcripts, 60 Minutes, 21 de noviembre de 1993. [24] Wall Street Journal, 22 de noviembre de 1996. Yo sospecho que la CIA aprobó la importación no tanto “como medio de reunir información” como para redistribuir el mercado del tráfico global de cocaína, en su país de origen, Colombia. Durante los años 1990, la CIA y el JSOC estuvieron implicados en la eliminación del barón colombiano de la droga Pablo Escobar, lo cual fue posible gracias a la ayuda del Cártel de Cali y de los escuadrones de la muerte terroristas de la UAC de Carlos Castaño. Peter Dale Scott, Drugs, Oil, and War, p.86-88. [25] Chris Carlson, “Is The CIA Trying to Kill Venezuela’s Hugo Chávez?” Global Research, 19 de abril de 2007. [26] Douglas Valentine, The Strength of the Pack : The People, Politics and Espionage Intrigues that Shaped the DEA [TrineDay, Springfield, 2009], 400 ; Time, 23 de noviembre de 1993. McFarlin había colaborado con fuerzas antiguerrilla en Salvador durante los años 1980. Jim Campbell, jefe de la estación de la CIA en Venezuela.
[27] El Bank of Boston blanqueó por lo menos 2 millones de dólares para el traficante Gennaro Angiulo, por lo cual fue incluso condenado a pagar una multa de 500 000 dólares, [New York Times, 22 de febrero de Février 1985; Eduardo Varela-Cid, Hidden Fortunes : Drug Money, Cartels and the Elite Banks [El Cid Editor, Sunny Isles Beach, 1999]]. Cf. Asad Ismi, “The Canadian Connection: Drugs, Money Laundering and Canadian Banks”, Asadismi.ws: “el 91% de los 197 000 millones de dólares que se invierten en cocaína en Estados Unidos se queda en ese país, y los bancos estadounidenses blanquean 100 000 millones de dólares provenientes de la droga cada año. Entre los bancos conocidos por ese tipo de prácticas se encuentran el Bank of Boston, el Republic National Bank of New York, el Landmark First National Bank, el Great American Bank, el People’s Liberty Bank and Trust Co. of Kentucky, y el Riggs National Bank of Washington. El Citibank ayudó a Raúl Salinas [el hermano del ex presidente de México Carlos Salinas] a sacar de México varios millones de dólares destinados a varias cuentas secretas abiertas en Suiza bajo identidades falsas.”
[28] Rajeev Syal, “Drug money saved banks in global crisis, claims UN advisor”, Observer, 13 de diciembre de 2009.
[29] Jonathan Beaty & S.C. Gwynne, The Outlaw Bank: A Wild Ride into the Secret Heart of BCCI, [Random House, New York, 1993], p.357. [30] Peter Truell & Larry Gurwin, False Profits: The Inside Story of BCCI, the World’s Most Corrupt Financial Empire, [Houghton Mifflin, Boston, 1992], p.373-77. [31] Truell & Gurwin, False Profits, p.449. [32] Disponible en francés con el título La politique de l’heroine. L’implantation de la CIA dans le trafic des drogues [Editions du Lézard, 1998]. [33] Alfred W. McCoy, The Politics of Heroin [Lawrence Hill Books/ Chicago Review Press, Chicago, 2003], p.461, donde cita una entrevista con el Dr. David Musto. [34] David Musto, New York Times, 22 de mayo de 1980; citado en McCoy, Politics of Heroin, p.462. Fuente: http://www.voltairenet.org/article167879.html
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