VENEZUELA. Por Pascualina Curcio
¿Se habrán hecho esta pregunta quienes afirman que Nicolás Maduro es un dictador, un usurpador y que el período 2019-2025 carece de legitimidad? ¿O solo repiten lo que escuchan?
Comenzaron a posicionar esta matriz de opinión los 12 países reunidos en Lima. Se lee en su comunicado: '…el proceso electoral llevado a cabo en Venezuela el 20 de mayo de 2018 carece de legitimidad por no haber contado con la participación de todos los actores políticos venezolanos, ni con la presencia de observadores internacionales independientes, ni con las garantías y estándares internacionales necesarios para un proceso libre, justo y transparente.' Los dirigentes de la oposición venezolana, nos referimos a la no democrática, repiten sin descanso, y por supuesto sin argumentación, que Maduro es un usurpador.
En un acto de desespero, el propio Vicepresidente de los EEUU, Mike Pence al verse obligado a convocar personalmente la marcha opositora para el 23 de enero, debido a la incompetencia de la dirigencia opositora, insistió y repitió que el Presidente Nicolás Maduro es un dictador, usurpador e ilegítimo.
La estrategia es clara, repetir mil veces la mentira para convertirla en verdad.
Desmontemos la mentira:
1. Hubo elecciones presidenciales. Se realizaron el 20 de mayo de 2018, es decir, antes del 10 de enero de 2019, momento en el que de acuerdo con los artículos 230 y 231 de la Constitución se vence el período presidencial 2013-2019. Se estuviese violando la Constitución si las elecciones se hubiesen realizado después del 10 de enero de 2019, o peor aún que no se hubiesen realizado.
2. Fue la oposición venezolana la que solicitó el adelanto de las elecciones. Se realizaron en mayo y no en diciembre, como tradicionalmente se hacía, porque fue la oposición la que solicitó, en el marco del diálogo en República Dominicana, que se efectuasen el primer trimestre del 2018.
3. En Venezuela el voto es un derecho, no es un deber. Quienes de manera libre, aunque influenciados por algunas organizaciones políticas no democráticas que llamaron a la abstención, decidieron no asistir a votar están en su pleno derecho, pero en lo absoluto ilegitima el proceso electoral, más aún cuando eso implicaría desconocer e irrespetar a los 9.389.056 que si decidieron votar y ejercieron democráticamente su derecho al sufragio.
4. Participaron 16 partidos políticos en la contienda electoral [PSUV], [MSV], [Tupamaro], [UPV], [Podemos], [PPT], [ORA], [MPAC], [MEP], [PCV], [AP], [MAS] [Copei] Esperanza por el Cambio, [UPP89]. En Venezuela no es obligatorio que todos los partidos políticos participen en los procesos electorales. Están en su pleno derecho de decidir si participan o no. Justamente porque nuestro sistema es democrático. El hecho de que 3 partidos [AD, VP y PJ] decidieron libremente no participar, no ilegitima el proceso electoral.
5. Se postularon 6 candidatos: Nicolás Maduro, Henri Falcón, Javier Bertucci, Reinaldo Quijada, Francisco Visconti Osorio y Luis Alejandro Ratti [los dos últimos decidieron retirarse].
6. Maduro ganó con un amplio margen, obtuvo 6.248.864 de votos, el 67,84%; le siguieron Henri Falcón con 1.927.958, el 20,93%; Javier Bertucci con 1.015.895, 10,82% y Reinaldo Quijada quien obtuvo 36.246 votos, el 0,39% del total. La diferencia entre Maduro y Falcón fue 46,91 puntos porcentuales.
7. Acompañaron el proceso electoral unas 150 personas, entre ellas 14 comisiones electorales de 8 países; 2 misiones técnicas electorales; 18 periodistas de distintas partes del mundo; 1 Europarlamentario y 1 delegación técnico-electoral de la Central Electoral de Rusia.
8. Las elecciones se realizaron con el mismo sistema electoral empleado en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, en las cuales resultó ganadora la oposición venezolana. Sistema que es automatizado y sometido a auditorías antes, durante y después de los comicios. Sistema que garantiza los principios de 'un elector, un voto' porque solo con la huella dactilar se desbloquea la máquina de votación; y garantiza el 'secreto del voto'.
9. Se realizaron 18 auditorías al sistema automatizado. Los representantes del candidato Henri Falcón participaron en las 18 y suscribieron las actas en las que manifiestan su conformidad con el sistema electoral. Las auditorías son públicas y televisadas en vivo por el canal del Consejo Nacional Electoral. Una vez realizadas las auditorías, el sistema se bloquea y la única manera de acceder nuevamente es con la introducción simultánea de los códigos secretos que tiene cada organización política.
10. Ninguno de los candidatos que participó en el proceso electoral impugnó los resultados. No hay pruebas de fraude, no presentaron ninguna evidencia o denuncia concreta de fraude.
Las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018 fueron libres, transparentes, confiables, seguras y ajustadas a la Constitución y a las leyes a pesar del llamado antidemocrático a la abstención por parte de un sector de la oposición.
Son otros los que pretenden usurpar el cargo de Presidente de la República con el argumento de un supuesto vacío de poder, figura que no está contemplada en nuestra Constitución y la instauración de un 'gobierno de transición', figura tampoco prevista en la Carta Magna. Por si fuera poco, pretenden ejercer el poder fuera de nuestras fronteras violando el artículo 18 de la Constitución que establece que es Caracas la sede de los poderes públicos.
Así las cosas, son otros los usurpadores, ilegítimos y antidemocráticos.
Es ilegítimo y constituye un intento de usurpación el que algunos sectores de la oposición pretendan sostenerse en el apoyo de sectores extranjeros provenientes de gobiernos imperialistas para ejercer una autoridad que ni el pueblo ni la Constitución les da.
Repitamos mil veces estas verdades.
20/01/2019
GUAIDÓ, FANTOCHE DEL SIGLO XXI. Por Manuel Cabieses Juan Guaidó, militante de Voluntad Popular, célula terrorista de extrema derecha en Venezuela, pasará a la historia como el primer fantoche del siglo XXI en América Latina.
Los gobernantes fantoches fueron criaturas que utilizó el Imperio Romano, y que imitaron los fascistas de Mussolini, los nazis de Hitler y los norteamericanos en América Latina, Iraq y Libia en los siglos XIX y XX.
La diferencia de los fantoches anteriores con el actual de Venezuela, es que aquellos -mal que mal- tenían un gobierno -medio cojo pero gobierno al fin- que se ufanaban de representar.
Un gobierno, aunque sea provisorio y elemental, tiene que disponer de un aparato administrativo, tribunales -corruptos pero tribunales al fin y al cabo-, policía y –lo más importante- fuerzas armadas dislocadas en el territorio nacional que obedecen –o fingen hacerlo- al gobernante fantoche.
Resumiendo: lo mínimo que exigen las reglas del artilugio imperial para someter a un pueblo es que el gobernante fantoche controle toda o buena parte del país.
En el caso de Venezuela, el Diocleciano yanqui invirtió las reglas del juego. En vez de crear primero las condiciones institucionales mínimas que permitieran designar al fantoche, comenzó construyendo la cúpula de la pirámide. El resultado es un desastre de la teoría y de la práctica política. En vez de un gobernante fantoche tenemos en Venezuela un mamarracho al cual ni el policía de la esquina hace caso. Guaidó es un gobernante sin gobierno. No controla aspecto alguno de la vida venezolana. El aparato administrativo, los servicios públicos, las comunicaciones, el presupuesto nacional, la policía, las fuerzas armadas, el espacio territorial, marítimo y aéreo, todo en suma, está bajo las órdenes del presidente constitucional de la república, Nicolás Maduro.
Esto hace aún más risible –o tristemente ridículo- el rol del “presidente” Guaidó. A pesar del reconocimiento instantáneo del imperio y sus gobiernos satélites, él no manda a nadie en Venezuela. Ni siquiera es el presidente fantoche de un verdadero gobierno fantoche. Lo ocurrido en Venezuela es un montaje del monstruo comunicacional que maneja EE.UU.
Peor aún es el papelón que está haciendo más una decena de países latinoamericanos, entre ellos Chile. Otorgaron su reconocimiento diplomático y político al fantoche de Caracas a los pocos minutos de hacerlo la Casa Blanca. Esos gobiernos –algunos de los cuales presumen de serios- confirman la confidencia que hizo el ex presidente peruano P.P. Kuczynski luego de entrevistarse con Trump. Para Washington, dijo el peruano depuesto por corrupto, América Latina y el Caribe es “un perro simpático que está durmiendo en la alfombrita”. Duele ver que entre esos perritos se encuentre el gobierno de Chile que en el pasado tuvo una política internacional honorable y apegada a los deberes de la hermandad latinoamericana y al respeto al principio de no intervención. Al gobierno del presidente Piñera -y de su amanuense en Relaciones Exteriores, el tránsfuga ampuero- le faltó la altura de miras del presidente conservador Jorge Alessandri Rodríguez que en 1962 hizo lo posible por impedir la expulsión de Cuba de la OEA. Chile fue uno de los pocos gobiernos que se abstuvo de secundar la maniobra de EE.UU.
¿En qué va a terminar esta astracanada que está viviendo América Latina?
Ojalá que el gobierno de Venezuela mantenga la calma y no convierta esta comedia en un drama. Hay que dejar que las payasadas las hagan los Trump, los Pompeos, los Bolsonaro, los Guaidó y los perritos amaestrados del Grupo de Lima.
Nosotros, seamos serios, por favor.
Fuente; https://www.puntofinalblog.cl/blog/guaid%C3%B3-fantoche-del-siglo-xx
24/01/2019
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